lunes, 21 de marzo de 2016

UN MIRLO NEGRO EN LA CORTE DEL EMIR ABDERRAMÁN

Se trata de un personaje que influyó en el desarrollo de la música europea, a partir del siglo IX, y que dio forma a los usos y costumbres protocolarios en la corte del emir Abū l-Muţarraf `Abd ar-Rahmān ibn al-Hakam (en árabeأبو المطرف عبد الرحمن بن الحكم), más conocido como `Abd al-Rahmán II, emir de al-Andalus.


Miniatura árabe



El período más floreciente en la música árabe se produjo con la llegada de los abbasíes al poder en el año 750. Bagdad pasó a ser el centro de todas las artes. La música fue protegida y mimada por los califas, algunos de ellos poetas y compositores. Esta época fue considerada como la Edad de Oro de la música árabe. En Iraq nació una dinastía de filósofos liderada por Al-Kindi (s. IX), quien aplicaría las teorías neo-platónicas de la Armonía Universal al laúd, considerado como el "sultán” de los instrumentos. Entre los músicos destacaron el laudista Al-Mawsuli y su hijo Ishaq. 

En Bagdad surgió entonces la “nawba”,نوبة, o nuba, suite clásica oriental, que posteriormente se desarrollaría en Al-Andalus, nūba andalusī  (نوبة أندلسيّة). Durante este período apareció una figura clave en la historia de la música: Abu l-Hasan Ali ibn Nafi`         ( أبو الحسن علي ابن نافع), conocido como Ziryab (زرياب, «mirlo negro») debido a su tez oscura y hermosa voz. Fue un poeta, gastrónomo, músico y cantante; de posible origen kurdo, aunque según otras fuentes era un liberto de ascendencia negra (Irak, 789 - Córdoba, c. 857). Fue famoso por las costumbres refinadas orientales que introdujo en la corte cordobesa. Sus cualidades provocaron las envidias de su maestro Al-Mawsuli, de ahí que decidiera emigrar a otras tierras donde encontraría la protección adecuada para su arte. En su huida de Bagdad se refugió primero en Kairawán (Túnez), siendo más tarde invitado por Al-Hakam I a residir en su corte en Córdoba. Su llegada a esta ciudad en el año 822 se produjo con la subida al trono de Abderramán II, emir protector de las artes y el primero de Al-Andalus en fundar un conservatorio de música.

Ziryab destacó como auténtico mecenas en su corte, siendo considerado como el fundador de la escuela musical andalusí. Era un auténtico polígrafo: poeta, literato, astrónomo, geógrafo y un refinado esteta, pero ante todo fue un gran músico. Se dice que se sabía de memoria las letras y melodías de diez mil canciones. Aquí encontró una tierra donde desarrollar su ingenio, el lugar adecuado para seguir la tradición oriental, al mismo tiempo que pudo desarrollar su espíritu creador y renovador, inventando nuevas formas musicales. 

Amparo Vico nos narra la historia de  Abu Al-hasan Ali ibn Nafi Ziryab en el programa de TVE,  Islam hoy de 29 de mayo de 2009

Parte de su legado:






Él mismo fabricó sus propios instrumentos, los dio a conocer y los mejoró con sus propias innovaciones. La laminilla de madera que se empleaba como plectro en el “`ud” (laúd), instrumento árabe por excelencia, la sustituyó por la pluma de águila, con lo que produjo un sonido más agradable. También le inventó una quinta cuerda, situándola entre la segunda y la tercera.

Teoría de los Humores


Hipócrates desarrolló la forma de distinguir los Cuatro Humores, teoría que pocos años después se vio reforzada por Platón (427-347 a.C.) y Aristóteles (384-322 a.C.), así como también por algunos de sus discípulos de la Escuela Peripatética, puesto que esa teoría se identificaba plenamente con la filosofía, de ahí que se formara la idea de que los hombres tenían que estar perfectamente equilibrados con el fin de evitar todo tipo de enfermedades tanto del cuerpo como del espíritu, así como la estrecha relación que había con los cuatro elementos: el fuego, el aire, el agua y la tierra además de algunas cualidades como caliente, frío, húmedo y seco, elementos junto con cualidades a las que no se hizo referencia expresa hasta los tiempos de Aristóteles en que aparecen muy claramente especificadas en la “Cosmología” de Empédocles.  





El laud, reflejaba la teoría clásica de los humores en cada una de las cuatro cuerdas. Ziryab lo que hizo, al introducir la quinta cuerda, fue añadir la vena flemática: la cuerda del sentimiento.  

Sus enseñanzas fueron las auténticas transmisoras de la música y los instrumentos andalusíes al resto de la península ibérica y Europa. Fundó en Córdoba las primeras escuelas de canto, que reunirían a artistas procedentes de muy diversos lugares de Oriente y Occidente, estableciendo al mismo tiempo nuevos métodos para su enseñanza.


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