El hombre
siempre se ha movido de un lugar a otro en busca de mejores lugares para vivir:
verdes pastos, más agua y condiciones geográficas y meteorológicas más
agradables. A veces, las sociedades tenían que competir por estos recursos, lo
que dio como resultado el conflicto.
El hombre se
ha extendido por todo el pequeño planeta tierra: desde los desiertos de hielo y
de arena, a bosques tropicales húmedos, fértiles llanuras continentales e islas
oceánicas. En el pasado reciente, el hombre se ha aventurado al espacio y está
tratando de ir más allá. Los seres humanos son adaptables a casi cualquier
situación. Sus mentes les permiten resolver problemas y comunicarse con otras
personas. Sobrevivir, prosperar y nutrir a las futuras generaciones les da el
impulso para seguir adelante. La historia nos dice que siempre hemos estado en
movimiento. Sin embargo, el siglo XX es el que ha traído a la historia humana
cambios radicales en la escala de la migración global. Dos guerras mundiales
que vieron la introducción de métodos de presión hasta ahora desconocido, la
tecnología y la fuerza de la guerra y el genocidio sacudieron el mundo.
Alianzas cayeron, nacieron otras nuevas, y el paisaje global, político y
económico no volvería a ser el mismo.
Este legado nos acecha hoy. Nunca la historia ha tenido tanta gente en movimiento: para escapar de la guerra, el hambre, la persecución, el exterminio, el sometimiento y la desesperanza económica. Ellos están buscando lugares pacíficos, prósperos para trabajar y vivir donde obtener un futuro y obtener la libertad de expresión, la educación y los derechos humanos. Todos los días, las noticias difunden como mueren personas en barcazas que cruzan el Mediterráneo desde África a Europa, en cabinas de carga de los aviones, en camiones frigoríficos, cómo son manipulados por las mafias de la migración para llegar a las fronteras del Primer Mundo.
Ellos están
dispuestos a renunciar a lo poco que tienen por algo que no pueden estar
seguros que van a conseguir. Su unidad es a menudo pura desesperación.
Una vez que han entrado con éxito en la frontera se van a enfrentan a la aculturación, a las sociedades con el lenguaje, las costumbres y las burocracias ajenas a ellos. Si tienen suerte y son aceptados como residentes, su viaje será un poco más fácil, ya que podrían ser un número más para la ayuda financiera, sanitaria y de formación. Para los inmigrantes ilegales, las pruebas y las tribulaciones continuarán ya que no van a tener derecho a nada y la deportación se cierne siempre y por todas partes. Sin duda esta es la forma más extrema de la inmigración, pero es una realidad que nos rodea en los países desarrollados donde los políticos que nos gobiernan vuelven la cabeza ante esta realidad, moviéndose sólo por índices de opinión pública que a su vez son movidos por la “infoxicación” de los grandes medios de comunicación, que a su vez están sometidos a los niveles de audiencia de las sociedades consumistas de información.
Una vez que han entrado con éxito en la frontera se van a enfrentan a la aculturación, a las sociedades con el lenguaje, las costumbres y las burocracias ajenas a ellos. Si tienen suerte y son aceptados como residentes, su viaje será un poco más fácil, ya que podrían ser un número más para la ayuda financiera, sanitaria y de formación. Para los inmigrantes ilegales, las pruebas y las tribulaciones continuarán ya que no van a tener derecho a nada y la deportación se cierne siempre y por todas partes. Sin duda esta es la forma más extrema de la inmigración, pero es una realidad que nos rodea en los países desarrollados donde los políticos que nos gobiernan vuelven la cabeza ante esta realidad, moviéndose sólo por índices de opinión pública que a su vez son movidos por la “infoxicación” de los grandes medios de comunicación, que a su vez están sometidos a los niveles de audiencia de las sociedades consumistas de información.
El éxodo de
los árabes de sus tierras de Oriente Medio a Europa y América es sólo
un ejemplo de la migración masiva en el siglo XX y el XXI. Es particularmente
conmovedor, ya que es el resultado de los acontecimientos políticos y sociales
multifacéticos en esa región, causado por factores externos e internos. Por
ejemplo, los efectos del imperialismo otomano, el colonialismo post-otomano de
las potencias europeas y la utilización de herramientas orientadas al diseño de
un nuevo mapa regional en Oriente Medio por parte de las grandes potencias, se
pueden considerar como factores externos. Los factores internos, a menudo de
alguna manera, es el resultado de los factores externos mencionados aquí, pueden
ser definidos por los conflictos raciales, culturales y religiosos dentro de
los países árabes y por la opresión de regímenes totalitarios en el mundo árabe.
La “Primavera
Árabe” trajo una nueva ola de optimismo a una región que se distingue por sus regímenes
autoritarios, la literatura anglosajona
lo menciona " Middle East excepcionalism”, donde a menudo se ha medido la
capacidad de resistencia de las estructuras autoritarias a las sucesivas
oleadas de apertura democrática, afectando profundamente a otras partes del
mundo. Este movimiento surgido en el mundo árabe ha generado un proceso de
cambio radical, un optimismo sobre un futuro de la liberalización política en
la región. Por lo menos, un proceso de cambio se ha puesto en marcha en esta
región. Líderes autocráticos bien establecidos de como Qaddafi en Libia, Mubarak en Egipto y Ben `Ali en Túnez ha caído, en gran medida, por el proceso
impulsado internamente - un movimiento desde abajo - con la participación
activa de la población en general. Mirando el panorama político de la región desde el inicio de la “Primavera Árabe”', se hace cada vez más
difícil sostener el optimismo; está claro que el impulso para el cambio ha sido muy notable, pero
la persistencia de estructuras autoritarias ha sido igualmente una desilusión. Tenemos el caso de Siria, tal vez el
ejemplo más dramático de cómo un líder político autoritario como Bashar
el-Assad ha sido capaz de mantenerse en el poder, a pesar de la resistencia
masiva de las fuerzas sociales, dando
lugar a una tragedia humana gravísima, algo que da mucho que pensar sobre
los intereses de las grandes potencias sobre este país; el caso de Egipto también es
bastante sorprendente en el sentido de que el experimento de democracia con un
gobierno electo ha terminado, al menos por el momento, con un golpe de estado
militar, empujando a Muhammad Mursi (elegido democráticamente) y a los Hermanos
Musulmanes fuera del poder; en Libia, la
situación post-Qaddafi parece muy incierta, con la polarización significativa
entre diferentes segmentos de la sociedad. La falta de interés por parte de las
grandes cadenas de comunicación la están llevando al ostracismo; Túnez es tal
vez el único caso en el que la “Primavera Árabe” ha surtido el efecto hacia la
liberalización política.
Hay
una gran parte del mundo árabe, sobre todo Arabia Saudí y los países del Golfo,
que son muy impermeables a cualquier tipo de apertura política. Ellos, de
hecho, curiosamente apoyaron abiertamente el golpe militar en Egipto.
Mientras que
algunos estudiosos siguen empleando el término “Primavera Árabe”, como un
proceso común caracterizado por ser un cambio dramático, cada vez son más las
personas que lo denominan como revolución. El término "Revoluciones Árabes"
puede ser el término más adecuado para el
presente contexto para destacar que implican un cambio radical a largo plazo y de
largo alcance.
Al mismo
tiempo, es interesante observar el activismo político de Turquía. Turquía en la
última década, ha enriquecido un interesante debate respecto a los límites de
poder e influencia en Oriente Medio. Se
sugiere como potencia regional, bajo cuatro criterios: la pretensión de
liderazgo, la posesión de los recursos energéticos necesarios, el empleo de
estrategias en política exterior de éxito y la aceptación del liderazgo por otros estados la región.
Turquía
aparece como un poder regional cada vez más firme en los últimos años, se ha
posicionado cada vez más como un actor clave en la región, donde las potencias
mundiales como Estados Unidos, Rusia y China, así como potencias regionales
rivales como Arabia Saudí, Irán e Israel están muy presentes y donde la
política se complica no sólo por rivalidades entre los diferentes estados, sino
también por profundas divisiones étnicas y sectarias. Contrariamente a las expectativas
de las élites políticas, la capacidad de Turquía para influir en la trayectoria
política del Oriente Medio ha demostrado hasta ahora ser bastante limitada. De
hecho, el activismo de la política exterior turca ha generado fuertes críticas
tanto en círculos locales como entre la comunidad internacional en general.
Turquía se enfrenta a sus conflictos sectarios perennes, especialmente en el
caso de Siria, que ha expresado su preocupación sobre el resurgimiento de
tendencias neo-imperiales, el aumento de la carga de un "neo-otomanismo”.
Estos elementos claramente vienen a tratar de promover el cambio en la región a
través de una combinación de la interdependencia económica.
Pero… ¿qué
está pasando desde el 2011?, es verdad que Turquía había acogido a más de un
millón de refugiados sirios, quienes han permanecido en los campos de
refugiados turcos. ¿Cómo es posible que miles de refugiados sirios decidan, de
repente, salir de Turquía?,¿qué es lo que está pasando?, ¿qué papel están
jugando Irán, Qatar, Arabia Saudí?, ¿este movimiento de miles de refugiados
hacia Europa no forma parte de un plan preconcebido para forzar a los políticos
europeos para legitimar una “transición” política en Siria?
No creo en
las casualidades. Lo han intentado todo para quitar del poder a Bashar Al Assad.
Entre otras, se le acusa de no poder contener al “Estado Islamico” y a los mal
llamados “yihadistas” (monstruo creado por la
CIA, el Mosad y el MI6, según Edward Snowden, y financiado por los jeques
árabes según Hillary Clinton).
¿No existe una similitud con la política de George Bush al
invadir Abganistán?
Lo que está claro es que mientras que
Ankara y Riad están presionando a los europeos para que pongan fin al Estado
sirio. Erdogan, con el ruido mediático de la crisis de refugiados, desvía las
miradas de la guerra desatada contra los kurdos de su país.
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Nota: todas las fotos han sido tomadas de Google
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Nota: todas las fotos han sido tomadas de Google
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